Miguel Rosendo, el líder de una secta que se construyó un chalet de casi medio millón de euros

La noticia ha salido finalmente a la luz. El último gran escándalo de la iglesia católica ha obligado a la curia a disolver una asociación de fieles por sospechas de abusos sexuales. En el centro de todas las miradas, el fundador y líder de los miguelianos, Miguel Rosendo, que consigue cambiar la vida a medio millar de fieles. Suma incondicionales en Madrid, Badajoz, Salamanca y Galicia, y construye una gran sede, donde van a vivir unas cincuenta personas

Rosendo capta sus primeros seguidores en el centro de Vigo. Promete curar enfermedades por algo más de 20 euros y familias enteras se ponen en sus manos. Los clientes del curandero comienzan a vestirse con llamativos colores, y forman un grupo religioso inseparable.

Miguel consigue que sus clientes lleven a sus hijas con ellos. Serán su cantera de religiosas. Cuando Marta entra en el grupo con sólo nueve años, Miguel la pone al frente de un coro. Canta en iglesias, vestida de monja, sin serlo. El grupo, con Marta a la cabeza, tiene éxito entre los jóvenes religiosos y la comunidad se hace cada vez más numerosa.

Para sumar seguidores, Miguel busca entre los más débiles, incluso en la cárcel. ¿Hasta dónde llega el carisma de Miguel? Una actriz de 37 años lo deja todo por seguirle. Cambia su nombre por Olalla del Sí de María y es enviada junto a otras tres falsas monjas a trabajar en una residencia de ancianos. Salen poco de la residencia, pero no se pierden una misa.

No sólo se dedican en cuerpo y alma a la orden de Miguel. Nos enteramos de que hasta su sueldo va directamente de la residencia privada que las paga a la cuenta que gestiona el líder.

Miguel consigue cambiar la vida a medio millar de fieles. Suma incondicionales en Madrid, Badajoz, Salamanca y Galicia. Y construye una gran sede, donde van a vivir unas cincuenta personas.

Es el sueño de Miguel: un búnker de lujo. Lo llama ‘Las murallas de Jerusalén’. Tiene piscina climatizada de agua salada. En esta casa vive él con su mujer y sus dos hijos. Su despacho está conectado con la residencia de las religiosas.

Una ciudad de Dios a su nombre, valorada en casi medio millón de euros. Y eso que Miguel apenas cobra 400 euros de pensión. Sorprende la vigilancia del recinto: parece infranqueable. Sólo un hombre consigue traspasar estos muros: un detective privado.

Las miguelianas mantienen intacta su lealtad a su líder, investigado por abusos sexuales, asociación ilícita y blanqueo de capitales

La Guardia Civil pasa a la acción. Detiene a Miguel Rosendo en su chalet de Madrid ante la sorpresa de su familia. Le investigan por presuntos delitos de abusos sexuales, asociación ilícita y blanqueo de capitales. Incluso después de que la iglesia católica eche a Miguel y destituya su orden, las miguelianas permanecen unidas en una residencia, donde mantienen intacta su lealtad al líder de la organización. ¿Estamos o no estamos ante el final definitivo de los miguelianos?

Una de sus seguidoras más fieles, que vive con ellos, se despide en el coche. Se lo llevan a la sede de su orden. Miguel asiste sereno al registro de su fortaleza, justo antes de declarar ante el juez, que decreta el secreto de sumario e imputa a la mano derecha de Miguel, Marta Paz, y otras siete personas, por asociación ilícita.

Incluso después de que la iglesia católica eche a Miguel y destituya su orden, las miguelianas permanecen unidas en una residencia, donde mantienen intacta su lealtad al líder de la organización.

La mujer que las acompaña es un miembro importante de la organización. Tiene 36 años. Es psicóloga y animadora social. Otra de las supuestas monjas miguelianas tiene 35 años y estudió informática de gestión.

¿Podría ser el final definitivo de los miguelianos? Descubrimos el lugar donde continúan los rescoldos de los miguelianos. Las falsas monjas siguen juntas, al suroeste de Madrid.

No conseguimos hablar con ellas, así que sólo nos queda un lugar donde podrían atendernos. La mano derecha del líder va cada semana a los juzgados. Es Marta, la estrella del coro de los miguelianos.

Entra en la casa de Miguel, donde Marta vive con la familia del líder. Un lujoso chalet en una parcela de casi 1.300 metros cuadrados que Miguel compró por 700.000 euros. Ahora viven su mujer, sus dos hijos y su nuera.

La familia y los seguidores de Miguel Rosendo dudan de todo, excepto de su líder. Un hombre que continúa en prisión sin fianza, a la espera de juicio.